El pasado 6 de junio, el Ministerio del Interior y la alta cúpula policial dieron de baja a 208 uniformados por incurrir en actos delictivos de varias clases. Algunos de estos ex-policías, a través de las redes sociales, manifestaron su inocencia y declararon de “injusto” el acuerdo que el ministro José Serrano suscribió para separarlos de las filas de la institución.
¿Injusto? Los siguientes dos casos, que se suman a los cinco expedientes presentados en días pasados, explica el por qué de esta decisión trascendental en la historia de la Policía Nacional.
Walnel A. B.
Fue expulsado de la Institución mediante resolución No. 2006-099-CG-B-STD-SCP, publicada en orden general 244 del 2006 por ser autor de un secuestro exprés.
El 1 de septiembre de 2006, en Guayaquil, el ex-uniformado y un colega, en estado activo de sus funciones, detuvieron a un taxi ejecutivo para dirigirse a una zona de la ciudad. Al llegar a su lugar de destino solicitaron al conductor que ingrese a un callejón donde se quedaría uno de los ocupantes, ahí fue amenazado con un arma de fuego y obligado a entregar sus pertenencias. Los ex miembros policiales colocaron cinta adhesiva en la boca del chofer y esposas en sus manos.
Luego de cinco horas, el propietario del taxi, al no recibir el reporte del conductor, activó el dispositivo de rastreo del vehículo, a través de la compañía aseguradora y denunció la desaparición de su empleado y del automotor.
Gracias al dispositivo encontraron el automóvil, al conductor y a los dos policías.
Milton R. B.
En el 2011 cumplió 144 horas de arresto disciplinario,distribuidas en dos sanciones de primera clase. De acuerdo al expediente, una de las faltas más graves que cometió Milton R.B. fue el 17 de mayo del 2006 cuando él y cuatro personas más acudieron a un restaurante donde se identificaron como Tenientes de la Policía.
El ex uniformado, quien se encontraba en estado de embriaguez agredió física y verbalmente a Beatriz Cadena, dueña del local. El policía Javier Falconí, quien también estuvo con su familia en el restaurante, intentó proteger a la propietaria del negocio pero fue golpeado abruptamente por su compañero de ese entonces y sus acompañantes.
Tras ser arrestados, se determinó, a través de la prueba de alcoholemia, que Milton R.B. registraba un alto estado de embriaguez.
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