lunes, 26 de julio de 2010

Ya viene la Fiesta de la Virgen del Cisne.

De acuerdo a un decreto episcopal otorgado por Raúl Eduardo Vela Chiriboga, Obispo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, en Diciembre del 2002, se consideró que la Institución Policial, en su historia de servicio al Ecuador, ha mostrado su entrega y sacrificio en el fortalecimiento y desarrollo de la Patria. Téngase a la Santísima Virgen María en su advocación de El Cisne, por Patrona de la Policía Nacional; Celébrese anualmente la fiesta de la Patrona, el día ocho de septiembre, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María; En las capillas y lugares de culto que existieran o se edifiquen en las unidades de la Policía, colóquese la imagen de la Virgen Santísima en la advocación de El Cisne en un lugar destacado como demostración de amor y culto a su Patrona.

Procurando honrar a su Patrona, los miembros de la Policía y sus familias, como testimonio cristiano de su trabajo realizado con responsabilidad y abnegación y con el espíritu de unión y fraternidad que debe fomentarse entre todos, año a año celebran con eventos religiosos especiales, como agradecimiento a la Imagen de la Patrona de la institución.

La Virgen del El Cisne es una de las imágenes más veneradas del Ecuador. Se caracteriza porque su devoción no sólo se encuentra entre quienes viven en El Cisne, sino que se expande alrededor de todo el Ecuador e incluso existe mucha devoción en ciudades como Nueva York y Madrid.

La Virgen María del Cisne recibe su nombre como parte de la tradición que comenzó en Europa con miembros de la denominada 'Orden de los Caballeros del Cisne' que elevaban templos en honor a la Virgen María en la cima de las montañas especialmente en Francia, Alemania y España, bajo el cuidado de los padres Franciscanos.

Fueron los padres franciscanos quienes acompañaron a Alonso de Mercadillo en la Fundación de Loja, por lo que crearon el culto a la virgen en El Cisne.

La devoción a la Virgen María del Cisne tiene más de cuatro siglos de Vida. Indígenas del pueblito de El Cisne viajaron a la ciudad de Quito con la finalidad de solicitar a Diego de Robles la elaboración de una imagen de la Virgen de Guadalupe similar a la que era venerada en la iglesia de Guápulo. Sin embargo Diego de Robles talla la imagen de una virgen venerada en el santuario de la Provincia de Cáceres en España.

En 1594, al poco tiempo de establecerse con la imagen en este pueblo, azotó a la región una fuerte sequía, razón por la cual Don Diego Zorrilla Auditor de la Real Audiencia de Quito ordenó que todos los moradores de El Cisne se trasladaran a otro sitio, los indios obedecieron pero se llevaron con ellos a la venerada imagen de la virgen.

Se cuenta que poco tiempo después se desencadenó un fuerte huracán que arrancó árboles, destrozó casas y destruyó sembríos. Los indígenas pensaron que era una maldición de la Virgen por haberla sacado de El Cisne, por lo que volvieron a su tierra a pesar de la oposición de las autoridades; las cuales al final comprendieron que Dios no permitía que El Cisne quedara abandonado y que la imagen fuese trasladada de lugar.

Ese mismo año, los indígenas levantaron un santuario a la Virgen.

La devoción a la Virgen del Cisne fue creciendo gracias a las peregrinaciones que la gente realizaba para ver y rezar frente a la imagen de la Virgen; mediante decreto de Simón Bolívar, se establece la visita de la imagen de la Virgen del Cisne a la ciudad de Loja, cuya llegada es el 20 de agosto de cada año, permaneciendo en la ciudad hasta el 3 de noviembre.

El Templo que hoy existe fué construido en 1934, y está bajo el cuidado de la Misión de Padres Oblatos, fundados por el Padre Matovelle.

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